La liturgia es la cumbre a la cual tiende toda actividad de la Iglesia y la fuente de donde mana toda su fuerza, ya que la misión de la Iglesia es la perfecta glorificación de Dios Padre, misma que se traduce en la aceptación de la salvación.
La liturgia es el ejercicio del sacerdocio único de Jesucristo, quien asocia perpetuamente a su esposa que es la Iglesia a su sacerdocio, es por ello que las acciones litúrgicas no pueden ser superadas, ni en su eficacia, ni en su dignidad, por ninguna otra acción de la Iglesia. No se trata pues de los ritos, sino de la operación salvadora de los mismos, que Cristo en persona realiza. Así pues, es Cristo quien bautiza, quien perdona, quien une en el matrimonio… por medio del ministro y de los ritos litúrgicos.
Los laicos tienen el derecho bautismal de ejercer su sacerdocio común sin que se parten de sus deberes en la historia y en la sociedad, de tal forma que no puede ser considerada su participación como una “concesión” del clero.
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